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La tragedia del aborto ilegal contada por el big data

Es tarde en la noche, y en una habitación a oscuras, una chica joven, muy joven, llora en silencio mientras teclea con manos temblorosas en su teléfono “como ab”. Mientras está escribiendo, el super algoritmo de Google, que nunca duerme, va buscando coincidencias entre las frases más frecuentes con esos términos, y, ¡oh, sorpresa!, lo que le sugiere el buscador en primer lugar, desde que pone la “b”, es “como abortar”.

Me imagino la mirada incrédula de la chica al descubrir que Google le está avisando, sin querer, que no es la única que sufre en esos momentos por haber quedado embarazada sin desearlo. De hecho, hay muchas, muchas más como ella. Tantas, que Google ya sabe lo que le van a preguntar, como el viejo behique de la tribu taína, que solo con mirarles a los ojos sabía lo que les apenaba a sus visitantes.

Preguntándole al oráculo del Big Data

Si uno entra hoy en Google.com.do y escribe el pedazo de frase “como ab”, así, sin terminar, el motor de búsqueda le va a sugerir las 10 opciones más comunes en búsquedas similares, y la primera es terrible: “como abortar”. El resto de las sugerencias más comunes son: “como abrir un candado”, “como abrir un coco”, “como abrir una puerta”, y “como abeja al panal”.

Google no es una empresa política, ni religiosa, ni es una ONG especializada en darle asistencia a adolescentes en dificultades por embarazos no deseados. El motor de búsqueda solo analiza lo que se coloca con mayor frecuencia en cada frase que escribimos en el pequeño rectángulo azul, y nos trata de facilitar la vida.

Y, desafortunadamente, “como ab” no es la única búsqueda que dará un resultado similar. Si se escribe en el rectangulito de Google.com.do “pastilla”, desde que se le da al espacio, se verá aparecer como primera sugerencia “pastilla del día después”. Y, de hecho, la tercera y cuarta sugerencias son “pastilla plan b” y “pastilla de emergencia”, que me enteré mientras investigaba este tema que son otras de las formas de llamar a la píldora del día después.

Un drama compartido por un continente, y avivado, más que por la ley, por el bajo nivel de desarrollo humano

Mal de muchos, consuelo de tontos, pero vale la pena saber que tampoco somos una excepción en nuestro continente en cuanto al aborto ilegal. Si buscamos el interés relativo que despiertan las búsquedas en Google de términos como abortar, o pastilla del día después, y otros por el estilo, encontramos que la lista la encabezan Honduras, México, Ecuador, Bolivia y Perú. República Dominicana aparece en el séptimo lugar en la lista, detrás de Guatemala.

En todos estos países el aborto está penado por la ley. Pero además de la prohibición legal, casi todos tienen en común que son los de menor Índice de Desarrollo Humano (IDH) del continente, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Por el contrario, en Chile, que tiene una de las legislaciones anti aborto más restrictivas, la búsqueda de soluciones ilegales por Internet es muy inferior a la del promedio del continente, y la explicación está en que es el país con mayor IDH de América Latina. En Argentina también las búsquedas de soluciones en línea para abortar son relativamente bajas, a pesar de que penaliza el aborto, y es porque ocupa la segunda posición en desarrollo humano de acuerdo al PNUD.

Fuentes: Google Trends para el índice de interés en búsquedas de aborto, y PNUD para el Índice de Desarrollo Humano.

En otros países, como México, la regla de menos búsquedas de medios para abortar ilegalmente a más nivel de desarrollo humano no se cumple, pues aparece entre los primeros en búsquedas de interrupción de embarazo fuera de la ley, mientras que está entre los de mayor desarrollo humano del continente. En este caso, probablemente, los promedios están ocultando grandes diferencias entre poblaciones urbanas y rurales, y entre indígenas y resto de la población.

Prohibición y bajo nivel de desarrollo, la fórmula perfecta para el drama social

Creo que nuestras hijas están viviendo un drama real, y muchas se están arriesgando a sufrir problemas de salud, y hasta a morir, por intentar aplicarse un aborto en casa sin asistencia de profesionales. El que exista una ley de que no se puede abortar, no significa que no se haga, como lo muestra el Big Data. Lo que implica es que se va a seguir haciendo, pero en condiciones de riesgo para las adolescentes, y penalizando al profesional que intente ayudarlas.

En el mapa mundial de la legislación sobre la interrupción voluntaria del embarazo, que se puede buscar en Wikipedia, y en varios otros sitios, todos los países América Latina, a excepción de Uruguay y Cuba, donde el aborto es legal, prohíben el aborto por ley. Sin embargo, en ese mismo mapa, todos los países desarrollados, tanto de América del Norte, como de Europa, e incluso muchos en Asia, han decidido despenalizar la interrupción del embarazo.

Fuente: Mapa del Center for Reproductive Rights, The World´s Abortion Laws in 2016

Mapa de legislación mundial sobre el aborto

 Este es un tema delicado, que desata muchas pasiones, y que no se va a resolver de un día para el otro. De acuerdo a los datos de Google, hay una relación estrecha entre nivel de desarrollo humano del país e incidencia del aborto ilegal -o al menos de búsquedas de formas ilegales de abortar. Esto indica que, si se hace un esfuerzo importante de educación entre las adolescentes, se podría reducir drásticamente el aborto ilegal, y podríamos buscar tranquilamente en Google “como abrir un coco” sin que el algoritmo nos recuerde el drama que sufren muchas chicas jóvenes en nuestro continente.

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